domingo, 27 de febrero de 2022

GRANDES LECTURAS DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD (7). Hoy: selección de relatos de STANISLAW LEM

Hoy, además de compartir gratuitamente mis nebulosos recuerdos (como siempre), me resulta particularmente grato dar un pequeño toque de atención sobre un gran autor, quizás hoy algo injustamente olvidado en el efímero y cambiante panorama literario actual, pero que, en su día, gozó de gran y merecido predicamento.
Me refiero al gran Stanislaw Lem (1921-2006), escritor polaco nacido en la antigua Leópolis (hoy Lvov en Ucrania, de triste actualidad, entonces Polonia). Ha sido traducido a 40 idiomas diferentes y se estima que se han vendido más de 27 millones de ejemplares de sus obras, lo que, como carta de presentación es suficiente para despertar el interés de cualquier devorador de literatura. Lem estuvo en boga para el público hispano, sobre todo en los años 70 y 80. Años en los que la entonces todopoderosa Editorial Bruguera publicaba sus títulos con verdadera profusión, secundada en menor medida por otras casas como Minotauro.
Si por algo fue conocido fue por su variada producción de títulos de ciencia ficción, llegando a ser el escritor del género más conocido más allá del ámbito anglosajón
 y contraportada de "Memorias encontradas en una bañera" de Lem, editada en la mítica serie de libros de bolsillo "Libro amigo" de Bruguera, en 1979, al módico precio de 150 pts. Fue adquirido ese año en el revistero de las Hermanas Mendi, de Gasteiz.
 En la contraportada el editor se empeñaba en proporcionar algunos paralelos literarios, bien es cierto que el de Kafka en esta obra es muy aceptable y podemos encontrar ecos de "El proceso", sin embargo la similitud con Swift no deja de limitarse a su ámbito fantástico. En cuanto a su parecido con el solitario de Providence, ni con la mejor buena voluntad se lo encuentro, menos aún en este título, nada más alejado del horror cósmico lovecraftiano...
Una encantadora edición de "Fábulas de robots", máximo exponente de la vena satírica y humorística de la ciencia ficción de Lem. Dentro de la recopilación de relatos que presenta esta obra destaco "El amigo de Automateo", nunca los robots fueron tan humanos y tan divertidos! 
Publicada por Bruguera en 1981, adquirida ese mismo año en la librería Mayner de Gasteiz, ilustrada por el siempre eficaz Isidre Monés.
"Solaris, en una cuidada edición de Minotauro, de 1985. Sobrecubiertas con ilustración del genial Chichona. Desde las ventanas de la estación espacial contemplamos el inquietante y enigmático mundo oceánico de Solaris, océano que se replica en las sábanas azules del interior, en el que se recuesta una de las "visitantes".
Sin duda la obra más emblemática y conocida de la gran producción de Lem: "Solaris", llevada al cine tanto en una maratónica versión soviética de más de tres horas como por Hollywood, con el muy resultón Clooney en el rol protagonista.
Es una magna obra, que despierta extrañas sensaciones. En el marco temático de la exploración de otros planetas el ser humano explora también sus límites, al confrontarse a una inteligencia extraterrestre más allá de su comprensión. Atención spoiler!!!!
Aquí la novedad es un planeta con un "océano" inteligente y todopoderoso que explora a los exploradores humanos y recrea para ellos a los "visitantes", sacados de los oscuros abismos de sus propias vivencias. El conflicto ético y emocional es verdaderamente épico!
Un simpático flyer de la feria del libro de Santander de 1985, en la que adquirí este ejemplar.
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Recuerdo con cariño cuando leí por vez primera este libro, lo había apilado en mi sección de "lecturas pendientes" y llevaba ya un tiempo en el limbo. Corría el verano de 1988 y mi actividad profesional me llevó al impactante marco natural de las Bardenas Reales, en Navarra, concretamente al pico denominado Monte Aguilar. Entre mis lecturas para la ocasión incluí el libro de Lem. Durante los trabajos nos hospedamos en la pintoresca hospedería de Sancho Abarca. Unas instalaciones un tanto espartanas y alejadas del mundanal ruido, literalmente en la cima de otro cerro. Contaban con un rústico pabellón de duchas y servicios donde se sentía el sano y algo gélido incluso en verano, aire de aquellas serranías. He de confesarlo, soy un tipo de lecturas en el excusado. Así que, aislándome del relativo bullicio del comedor y salón de estar, elegí el retrete más aislado del complejo, dotado de un pequeño ventanuco que asomaba al paisaje marciano de las Bardenas. Allí en la fantástica y algo fantasmagórica luz de sus atardeceres completé ávidamente la lectura de Solaris...

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